Algunos padres y madres de familia están exigiendo que se vuelva a las clases presenciales en todas las escuelas y colegios; asimismo, hay grupos de “empresarios” que se están quejando por las restricciones en los horarios de cierre de los negocios por motivo del incremento de contagios por la pandemia.
La cuestión aquí es que, ninguno de ellos, tiene un punto de vista valido u opinión de peso en esta materia, porque ninguno de ellos es médico o fármaco-biólogo para saber sobre el manejo de epidemias o contagios. Ellos opinan desde la comodidad de su celular, en el sofá de sus casas.
Algunos alegan: “¡El contagio NO es en las aulas, es en la falta de conciencia! Te cuidas tú y cuidas el futuro educativo de tus hijos”. Pero no quieren ver cómo ha aumentado la incidencia de niños infectados de COVID-19. Un niño infectado por la mutación “Delta” podría poner en peligro a más de una veintena de familias.
Pero es lo que pasa cuando se opina sobre cuestiones de biología sin tener las mínimas nociones de ello. De hecho, lo óptimo sería que las clases fueran al aire libre, no en espacios cerrados, como es en la mayoría de las escuelas de Nuevo León.
Los dueños de varios casinos y salones de eventos se vuelven a quejar de que los cierres les afectarán a sus negocios, pero ¿no les afectaría mucho más si se les mueren sus clientes por el coronavirus? Eso sí sería una pérdida irreparable que reduciría considerablemente sus ganancias, ¿no?
Muchas madres y padres de familia ya no quieren tener a sus hijos en casa, eso es una gran verdad, pues su vida social se ha visto limitada por esta misma razón, tienen que estar al pendiente de que sus hijos tomen las clases y hagan la tarea. Esto es algo que delegaban a otras personas, ahora están aprendiendo a ser verdaderos padres y madres.
Esos reclamos son ilógicos e irracionales, como los que exigen que se quite el ordenamiento de traer correctamente puesto el tapabocas en áreas cerradas, pues su cabeza no les da para comprender que el peligro está en las partículas de saliva y mocos que ellos expulsan de su boca y nariz. Por respeto y seguridad de los demás, tienes que ponerte bien el tapabocas.
Si eres de los que (dicen) no escuchan bien, pues pide que hablen más fuerte y pon más atención a lo que te estén diciendo. Aprende a taparte bien la boca al toser y estornudar (se hace con la parte interior del codo, no con la mano). Como dijo alguien: “En el infierno hay un lugar muy especial para todos esos que no se tapan bien la boca al toser y estornudar”.
Si no quieres que esto se vuelva a convertir en la pesadilla de un mundo distópico, ponte bien el tapabocas, tapate bien la boca al toser y estornudar, y acata todas las indicaciones de las autoridades de salud, si es que quieres volver algún día a la antigua normalidad. Y ponte las vacunas.
Ahí te lo dejo de tarea.