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La calle Bronx era el reflejo de los excesos y la decadencia del centro Colombiano.
¿Alguna vez se han imaginado algo cercano al infierno que propone la biblia judeo-cristiana?, Así era la Calle de Bronx, un lugar situado en el centro de Bogotá, Capital de Colombia.
El pasado 28 de mayo en horas de la madrugada, escuadrones de la policía nacional en conjunto con el ejercito entraron con todo a la zona, como se diría vulgarmente, con el objetivo de recuperarla. Esperando una respuesta hostil de los habitantes y traficantes del sector, las autoridades se prepararon durante meses para lograr el cometido pero para bien de la comunidad y de los miembros fuerza publica no hubo una resistencia fuerte como se esperaba, solo pequeñas grescas en las que arremetieron contra los uniformados con algunas bombas molotov, bolsas de excremento y pintura.
En la primera oleada del operativo se confiscaron alrededor de 30 armas de asalto, algunas punzocortantes y unas 5 granadas, asimismo rescataron a 143 menores que fueron puestos a manos del ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) y 600 personas dejadas a disposición de la alcaldía para su resocialización.
Conforme pasaban las horas se iban descubriendo hechos y lugares atroces, como casas de pique, dedicadas para descuartizar seres humanos; un foso en donde los traficantes echaban a las personas que torturaban para que perros hambrientos los devoraran vivos; lugares dedicados a la prostitución infantil, donde varios menores, muchos colegiales, eran forzados a ejercer la prostitución a cambio de una dosis de Bazuco (crack) o con el fin pagar sus deudas; un edificio en el que se escondía tras una puerta una cárcel en la que una persona atada de manos y pies fue rescatada.
“Allí picaban a la gente, los que debían droga, los que se las robaban, algunos que creían eran agentes encubiertos y hay información de las personas que residían allí, de que los metían en canecas con ácido para desaparecerlos”, dijo el director nacional del CTI, Julián Quintana.
En el Bronx convivían alrededor de 3000 personas y 5000 de todos los estratos sociales, quienes iban allá con el objetivo de “pasarla bueno”; en el lugar, también se encontraron hoteles donde por 4000 pesos (1.25 dólares aprox.) las personas pasaban el día en sus habitaciones llenas de basura, consumiendo drogas y alcohol; incluso se descubrieron varias discotecas concurridas por personas externas al sector, sobretodo menores de edad, en donde todos los excesos estaban permitidos.
La seguridad estaba a cargo de la banda los Sayayines, banda delincuencial al servicio de los narcotraficantes que inundaban la calle con estupefacientes, quienes eran los encargados de investigar, vigilar, identificar, requisar y castigar a las personas que ingresaban. A este grupo se le atribuyen todas las barbaries ocurridas en el sector.
“Por lo general se mantenían encapuchados y usaban armas automáticas. Inclusive se les llegó a ver con subametralladoras. Ellos realizaban torturas a las personas de las que ellos sospechaban se infiltraban en el ‘Bronx’”, manifestó el coronel Dayro Puentes, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Bogotá
Por cada uno de estos criminales la fiscalía están ofreciendo una recompensa base de 3.000.000 de pesos colombianos (1000 dolares aprox.) para quien informe sobre su paradero y conlleve a su posible captura.
A pesar de que el Bronx fue desocupado aún se siente el fétido hedor, una mezcla de sangre seca, drogas, heces humanas mezcladas con las de animales y basura en alto grado de descomposición.
Las calles ahora custodiadas por hombres de la policía nacional de la Republica de Colombia, son la prueba visible de que el estado es capaz de olvidar comunidades por largos periodos de tiempo, lo mas triste de todo, es que el lugar se Ubica a pocas cuadras de la sede presidencial y del congreso, quienes se hacían de ojos ciegos ante la situación.