Antes que otra cosa, debemos de recordar que la cultura cristiana católica fue impuesta a los nativos americanos por la fuerza por parte de los conquistadores, nada que de ella proviene de algo perteneciente de nuestra cultura prehispánica, lamentablemente ni siquiera el Día de Muertos actual es realmente de origen prehispánico, y su festejo fue impuesto a la fuerza al igual que la Navidad y la Semana Santa.
Pero estamos en las fechas relacionadas a las celebraciones de Halloween y Día de Muertos, y como todos los años, varios grupos de fanáticos religiosos se han dedicado a mentir e intentar desprestigiar a la bella festividad del Halloween, y tratan de enaltecer al Día de Muertos, como si fuera algo propio de nuestro país, siendo ambos de origen europeo.
Hay una famosa frase que dice “La verdad los hará libres”, así que les vamos a decir la realidad basada en evidencias. El Halloween no tiene un origen netamente celta como se cree, y para nada es de origen satánico. De hecho fue creado en el siglo VII por los mismos católicos, el nombre del “Halloween” proviene de su festividad llamada «Víspera del día de todos los santos», que en inglés antiguo era “All Hallows Eve”, la cual se realizaba el 31 de octubre, un día antes del «Día de Todos los Santos» que es el 1 de noviembre.
Fue el Papa Bonifacio IV quien instituyó la ceremonia en el año 609, para “Honrar a la Virgen María y a todos los mártires de la iglesia católica”. Con el tiempo se extendió a todos los santos, y por eso cambió su nombre al de “Día de Todos los Santos”. Esa festividad religiosa se hacía los días 13 de mayo, pero el Papa Gregorio III, en el siglo VIII, la cambió y la pasó al 1 de noviembre. Tiempo después también se instituyó el día 2 de noviembre como “Día de los Fieles Difuntos”, hoy llamado “Día de Muertos” en honor a todos los fieles que según su creencia “sus almas estaban en el Purgatorio esperando su entrada al Cielo”.
Distintas investigaciones señalan que el origen de la palabra “Halloween”, podría venir de la antigua leyenda europea llamada “Mesnie Hellequin”, la cual, dependiendo de la región, tiene varios nombres distintos pero se trata de casi el mismo relato con algunas variantes. Algunos le llaman “Procesión de los muertos”, “Santa Compañía”, “Cacería salvaje” y otros nombres según el lugar donde la cuenten.
La leyenda narra la aparición de una manifestación fantasmal que ocurría entre la noche de la Víspera del Día de Todos los Santos, y la noche del Día de Muertos. Se supone que se aparecía un grupo de seres espectrales marchando en procesión, la cual era encabezada por un personaje vestido con un traje de arlequín (“hellequin” en francés) el cual, según la época y la región, podía ser un ser fantástico o legendario, o en otros casos podía tratarse de un ser de apariencia demoniaca.
En el pasado, durante la noche del 31 de octubre en la Víspera del Día de Todos los Santos se hacía una vigilia de oración por todos los santos fallecidos; pero las costumbres populares y el sincretismo cultural de los católicos, hicieron que esta tradición religiosa se transformara en una celebración mucho más popular y festiva, en donde la festividad terminó desplazando a las oraciones religiosas, como lo es hoy. Algo que está ocurriendo también con la Navidad y la Semana Santa.
Muchos todavía creen que el Halloween proviene de los antiguos rituales de los celtas, quienes durante la fiesta del Samhain, que es el fin de año celta, en donde, según sus leyendas, los espíritus de los muertos se reunían para examinar los eventos del año pasado y los futuros del próximo año, pero también visitaban sus antiguos hogares, y esto era la pauta para la celebración del año nuevo celta. Pero todo esto no tiene nada que ver con el actual Halloween.
En la antigua religión celta, que era dirigida por los druidas (que no tiene nada que ver con la moderna “religión wicca”), la noche del 31 de octubre ellos encendían grandes fogatas en la cima de las montañas para proteger a su comunidad de los malos espíritus y así ahuyentarlos. Por lo que este ritual no tenía nada de maligno ni de satánico. Cuando los romanos conquistaron los territorios de los celtas, ellos agregaron el Samhain a la fiesta romana de «La Cosecha» que se realizaba el 1 de noviembre en honor de la diosa Pomona, pero cambiaron su festejo para el 31 de octubre, para tratar de respetar la costumbre.
Debemos de recordar también que, en el siglo XIX, los inmigrantes irlandeses y escoceses trajeron la bella costumbre al norte de México, y aquí en Monterrey fue donde logró tener un gran arraigo entre las familias, mucho mayor al del Día de Muertos, más acostumbrado en el sur del país, y que el gobierno comenzó a promover más en los años 1990´s. Hay fotografías de niños festejando el Halloween en jardines de niños de Monterrey en los años 1970´s, demostrando la enorme popularidad de esa festividad en la localidad.
El 7 de noviembre del 2003 la UNESCO distinguió al Día de Muertos como una «Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad», por considerarla como «Una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo».
Según antiguos relatos tradicionales, posteriores a la Independencia de México, el espíritu de los muertos regresa ese día para visitar a sus familiares más queridos, por lo que se levantan altares para recordarlos. Se creía que las almas de los muertos se llevan consigo la esencia de los alimentos y bebidas para su camino de regreso al cementerio y luego al Cielo. Y ase día en las iglesias católicas se hace una misa especial por el descanso eterno de sus almas.
Muchos creen, erróneamente, que el Día de Muertos se relaciona el con el antiguo ritual de los mexicas, quienes tenían una ceremonia con la que veneraban a Mictlantecutli y Mictecacihuatl, “El Señor y la Señora del lugar de los muertos”, pero de hecho casi no tiene nada que ver con la antigua ceremonia, pues los mexicas hacían su festejo en el mes de agosto y hacían sacrificios humanos. El moderno Día de Muertos es un ejemplo de ese sincretismo, de tradiciones mexicas y dogmas impuestos a la fuerza por los conquistadores españoles.
Los canticos infantiles de “Noche de brujas, Halloween”, “Dulce o travesura”, “pedir calavera” o “pedir muerto” que son usados por muchos niños en todo el norte de México para pedir dulces, no tienen nada de maligno, solo forman parte de esa tradición que ha evolucionado, como la misma sociedad evoluciona.
El Halloween y del Día de Muertos no se contradicen en nada y se pueden unificar perfectamente, uno no eclipsa al otro, ambas son tradiciones europeas que mezclan mitos y leyendas, las cuales no tienen nada de maligno, aunque algunos pastores o sacerdotes digan muchas mentiras sobre su origen, pero eso es debido a su gran ignorancia sobre el tema, por no investigar realmente nada sobre sus orígenes.
El objetivo del actual Halloween es endulzarle la vida a otros, dar alegría a otros, y en eso no hay nada de maligno, y eso es un acto de bondad.
¡Feliz Halloween y feliz Día de Muertos!