La suspendida presidenta de Brasil ha dicho que la prensa está calumniando su honra personal, mientras se siguen destapando actos de corrupción entre la clase política y los empresarios.

Este fin de semana las revistas semanales de Veja e Itsoé, así cómo la agencia de noticias Estado; aseguraron que el empresario Marcelo Odebrecht, expresidente ejecutivo de Grupo Odebrecht, hizo transferencias de 3.4 millones de dólares (12 millones de reales) a cuentas extranjeras para financiar la campaña de reelección de Dilma Rousseff; en 2014. Grupo Odebrecht fue la empresa que más contrato tenía con la empresa paraestatal Petrobras; además de ser la constructora más grande de toda Latinoamérica.

Odebrecht lleva preso 1 año y en marzo se le condenó a 19 años de prisión por corrupción y vínculos con el crimen organizado; uno de tanto casos del caso Petrobras.

El caso Petrobras ha sido un escándalo que comenzó en marzo de hace 2 años y todavía sigue implicando a políticos y empresarios. En él se descubrió que había un grupo de empresas constructoras privilegiadas que obtenían contratos con la empresa paraestatal gracias a sobornos pagados a los altos dirigentes de Petrobras y miembros de la clase política. En él se presume que se desviaron 4,300 millones de dólares.

Marcelo Odebrecht entró al programa de “delación premiada” con las autoridades brasileñas; en la cual participa dando mayor información sobre el caso Petrobras a cambio de una reducción de sentencia. Según estos 3 medios brasileños, Odebrecht le ha declarado a las autoridades que Rousseff le pidió depositar los 3.4 millones en cuentas de Citibank en el extranjero (en 2012 y 2013) en cuentas de Joao Santana; publicista de las campañas electorales de Dilma y su antecesor Lula Da Silva. Supuestamente en estos depósitos también se le benefició al partido del presidente interino PMDB, entonces aliado del Partido de los Trabajadores. Los medios también cuentan que Odebrecht implicará a 13 gobernadores regionales y a 36 senadores.

Sin embargo, la Fiscalía todavía no ha hecho una declaración al respecto. Por lo que Dilma Rousseff anunció en sus redes sociales que “La ofensiva de los sectores de la prensa con el objetivo de atacar la honra personal de la presidenta no funcionará. Es una calumnia”. También ha mencionado que dichos medios no tienen un compromiso con la verdad.

Los medios agregan que Léo Pinheiro, ex presidente la OAS (otra empresa perteneciente al “club de constructoras”), ha inculpado al expresidente Lula Da Silva; a través de su delación premiada.

Los periódicos Folha de Sao Paulo, O Globo y Estado de Sao Paulo publicaron que en la delación premiada de Segio Machado, ex titular de Transperto; subsidiaria de Petrobras; también implicó a varios políticos. Supuestamente Renan Calheiros, titular de la cámara alta; José Sarney, expresidente de la República; y Romero Jucá, ex ministro de Planificación; recibieron 20 millones de dólares con el fin de beneficiar a su empresa. Jucá renunció la semana pasada después de que los medios transmitieron un fragmento de conversaciones telefónicas donde criticaba la investigación del caso Petrobras.

Recordemos que desde que Dilma fue suspendida como presidenta (debido a un caso de encubrimiento de cuentas que se está investigando), el 5 de mayo, Michel Temer ha fungido como primer mandatario; ya que era vicepresidente por la alianza entre el PT y el PMDB en las elecciones de 2014. El gobierno de Temer ha tenido que destituir o aceptar la renuncia de 3 ministros, debido a su impliación en actos de corrupción. En caso de que las declaraciones de Odebrecht resulten investigadas y comprobadas; el gobierno tanto de Dilma Rousseff como el provisional de Michel Temer sería invalidado, ya que ambos resultaron ganadores en la alianza de 2014. En caso de que eso suceda en los próximos 3 meses, la mitad del proceso de suspensión, habría nuevos comicios electorales en Brasil; en caso de que sucediera después la misma clase política en el poder escogería a un nuevo primer mandatario.

En caso de que estas filtraciones de la prensa sean ciertas, me parece que Brasil está viviendo uno de los escándalos de corrupción más grandes de la historia.

Esperemos que los órganos de impartición de justicia no están igual de corroídos como los políticos, ya que ese sería el único obstáculo de lo que generaría una transformación política sin precedentes.

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