Este 5 de abril se estrena la película mexicana La Cuarta Compañía, dirigida por Amir Galván y Vanessa Arreola, basada en la historia real del equipo de futbol americano “Los Perros” del penal de Santa Martha. Este filme fue reconocido como lo mejor del cine mexicano al arrasar con la entrega de los Premios Ariel 2017.

La Cuarta Compañía es una coproducción entre México y España que nos cuenta la sórdida historia de “Los Perros”, criminales que ejercían un brutal control sobre los demás internos en el penal de Santa Martha Acatitla a finales de la década de los setenta. Una historia basada en hechos reales.

Este hermandad criminal estaba bajo las órdenes de Arturo “El Negro” Durazo, quien los convirtió en un escuadrón de la muerte que era liberado de sus celdas para delinquir en su nombre; por las noches para robar automóviles de lujo, en el día para asaltar bancos. Todo esto a cambio de los placeres que el dinero compra, aun dentro de prisión: fiesta, droga, alcohol, mujeres, impunidad.

“El Negro” Durazo fue Director General de Policía y Tránsito de la Ciudad de México, amigo personal del Presidente José López Portillo y reflejo de la criminal impunidad que reinó durante el sexenio de “Jolopo”; una época negra de excesos y brutalidad policial.

La Cuarta Compañía cuenta con las actuaciones de Adrián Ladrón, Andoni Gracia, Hernán Mendoza, Gabino Rodríguez y Manuel Ojeda.

La película sigue los pasos de “Zambrano”, delincuente de 20 años preso por robo de autos, cuya pasión por el futbol americano lo llevó a buscar un lugar en “Los Perros” de Santa Martha, sin imaginar que esta decisión lo envolvería en una espiral de decadencia y podredumbre que lo dejaría marcado de por vida.

¿Qué veremos en pantalla?

La historia es excelente, cruda y violenta, posee todos los elementos para atrapar al espectador; una novela negra que resulta increíblemente actual en cuanto a corrupción se refiere. Retrata los autogobiernos en el sistema penal, en los que impera la “ley del más fuerte”, el “ojo por ojo”. Esta película nos abre una ventana a ese mundo, un paisaje de tonalidades grises en los que la bondad y la maldad no existen, solo la supervivencia.

Perfectamente ambientada en los setentas y con una banda sonora increíble, la narrativa de La Cuarta Compañía es muy cercana a la nota roja, al cine mexicano ochentero que pretendía denunciar en base al sensacionalismo; sin embargo, la calidad de sus actuaciones y su excelente fotografía (obra de Miguel López) le dan la credibilidad suficiente para permitirnos adentrarnos en los personajes, seres humanos a quienes la lucha por sobrevivir los coloca en situaciones terribles y, aun así, intentan conservar un “código de ética”… unos pocos principios para evitar ser poco menos que animales.

La película tiene un acercamiento al género documental, el andamiaje de la historia es reforzado por imágenes de archivo que nos recuerdan que lo que estamos viendo es real, desde la descarnada violencia hasta el magnífico negocio de las cárceles; la fantástica historia de corrupción que nos dejó la “administración de la riqueza” en el sexenio “Portillista”.

El realismo de La Cuarta Compañía impacta al espectador, las escenas violentan… emocionan, te hacen participe de la gloria y el fracaso de “Los Perros”, del contraste entre la cancha (donde llegaron a ser un fenómeno deportivo reconocido por la prensa a nivel nacional) y la celda, donde vivían un infierno que las gradas ignoraban.

Documenta los asesinatos, la extorsión, “el apando”, el “método brasileño” (reportado en su momento por Carlos Marín en la revista Proceso), la traición a tus propios compañeros, la “Zona de Olvido” donde la muerte les respiraba en la nuca, lentamente, día tras día.

Su producción

El primer contacto con la historia de La Cuarta Compañía fue de Amir Galván, a quien un ex reo entrevistado para su documental Lo que quedó de Pancho le contó la estrambótica historia de “Los Perros”, el equipo de americano apadrinado por el “Negro” Durazo.

Este hombre jugó con ellos y sería la inspiración para el personaje de “Zambrano”. Amir registró los derechos de la historia e invitó a Vanessa Arreola a elaborar un guion. A partir de aquí comenzó la estricta investigación para saber si la historia era cierta o solo invenciones.

Fue filmada en el lugar de los hechos, el penal de Santa Martha Acatitla, en donde el equipo de producción impartió talleres a la población interna a fin de crear círculos de confianza y conocer de primera mano la dinámica del penal; asimismo, consiguieron que la participación de los reclusos como extras y técnicos fuera reconocido por la jefatura de gobierno como trabajo penitenciario remunerado y les descontara días de sentencia.

Los realizadores le llaman Cine de Inmersión. El formar parte de este universo y convivir con algunos de los testigos presenciales de esta historia ayudó a Vanessa Arreola a reescribir el guion durante el proceso. Al final, fueron cinco semanas de rodaje en los cuales se contó con alrededor de 400 internos como extras para filmar algunas de la secuencias.

La Cuarta Compañía fue estrenada en el Festival de Cine de Guadalajara 2016, obteniendo el Premio Especial del Jurado, Mejor Actor, el Premio Guerrero de la Prensa y la recomendación para ser considerada en los Globos de Oro. Fue la culminación de un largo proceso de investigación y preproducción, casi 10 años.

La denuncia social

La Cuarta Compañía gano 10 de las 20 nominaciones a los premios Ariel, incluyendo Mejor Película, el año pasado. Esto le da el suficiente cartel para abrir el debate respecto a las carencias del sistema penitenciario en México.

“La gran mayoría de las prisiones en México no están cumpliendo su verdadera función: ni de contención ni de readaptación. Parte de la estrategia de tener esta película es que funcione también para eso. No sólo para el lado del entretenimiento”, comenta el director Amir Galván.

El panorama de miseria que nos presentan no solo se justifica con el “basado en hechos reales”. El hilo conductor de esta historia es la perdida de la inocencia, cuando llegamos a un sistema podrido que nos corroe, que transforma delincuentes en criminales. “Aquí los locos se vuelven cuerdos”, dice uno de los personajes.

El criminal que inspiró a Vanessa Arreola a escribir el personaje de “Zambrano” estaba inmerso en problemas de adicciones. ¿Dónde esta ahora? Desapareció en el 2009, casualmente cuando la película comenzó a hacer ruido los directores perdieron contacto con él. Se teme lo peor… la vida y la ficción son una sola.

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