Su nueva entrega hace una comparación entre los sacrificios humanos de los aztecas con los sicarios de los cárteles.
Bien nos han enseñado en las clases de historia sobre la religión de los antiguos aztecas con lo sacrificios humanos para que el sol saliera cada día; hoy en día no es muy diferente si se compara con la cantidad de asesinatos por parte de los sicarios que pertenecen al cártel de la droga, cuyas vidas se han perdido sin ninguna justificación.
Eugenio Aguirre nos hace la comparativa acerca del sicario con el sacerdote azteca, en donde ambos coinciden con el asesinato; donde el primero es capaz de matar por dinero y lo que amenace la estabilidad del Imperio del narcotráfico, mientras que el segundo como un tributo a los dioses para calmar la ira y permitir la salida del sol.
En esta obra, trata de dos sacerdotes: Tizoc y Yolatl, y un sicario con la obsesión de mutilar a sus víctimas: Pedro Chimalli. Al mismo tiempo, aborda temas polémicos como lo son la veneración a la Santa Muerte y a Jesús Malverde, un apóstol de los narcotraficantes.
Aguirre pone de manifiesto el humor negro, que se trata de un sello distintivo del autor para provocar una o dos risas de parte del lector al jugar con su sensibilidad.
No obstante, su novela promete tener tenso al lector con la rudeza de la naturaleza del pensamiento de un asesino y poner al límite la sensibilidad con el tema de la muerte en donde atrapa al mismo en una trama de paralelismo entre la época prehispánica y nuestra vida actual.
Aguirre también es conocido por publicadas como: Los Conspiradores y las Vergüenzas de México, México Negro y Querido, Pecar como Dios Manda el Abogángster, entre otros que están disponibles.