Ella no sabe lo que guarda tu voz
ni el dolor de aquél espacio vacío.
Algún día sabrás que no es como yo…
sabrás que fue un tiempo perdido.
No puede adivinar en tu mirada
la ironía traviesa de lo que dices,
iluminar la oscuridad de tu alma
donde anidan aún tus cicatrices.
Entender que callas por no llorar
y tú, esforzándote para complacerla.
Verás que es inútil quieras cerrar
mi puerta que aún sigue abierta.
Es tan injusto vengas a mi boca
pidiendo el auxilio de mis besos
cuando la espina de la rosa
sin su belleza se clava en tus huesos.
Juro no tener mala intención,
porque te amo es que te lo digo…
¡Si tu cabeza escuchara tu corazón
estoy segura estarías aquí, conmigo!.