Por Mike Ramírez/@MiguelR_G
¿Qué es la lluvia? Para algunos será un intento de deshago perpetrado por los dioses que conspiran ante el universo. Una sustancia líquida que pueda cultivar y darle crecimiento a raíces descuidadas para transformarlas en árboles y que esos mismos den frutos.
La naturaleza construye nuestra imaginación, pues somos dados a involucrar nuestros pensamientos y nuestras ideas ante diluvios de fantasías.
Vivir entre libros es así. El bibliotecario ordena los libros y los libros desordenan nuestra vida, como lo menciona Villoro. Fui bibliotecario un año y jamás me había sentido tan protegido como en esa época. Yo, dentro de una biblioteca inundado por la luz de una bombilla en un cuarto pequeño que, en una mezcla creativa pareciera el mar que Julio Verne me describía al viajar por el mundo.
Los libros son vida y la vida es aprendizaje, por ende, la biblioteca rejuvenece el aura, alimenta los instintos y los convierte en sentimientos.
Yo veo a los libros como veo a tus ojos, como el bibliotecario mira los de Laura. Observo al mundo y vivo como poeta; mi subjetividad se desenvuelve en la literatura y muerto queda mi instinto en la realidad.
Me gusta cuando llueve porque así escribo más relajado: la naturaleza derrama cada gota de lluvia sobre mis ojos, sobre los tuyos.
Divago, como el bibliotecario perdido entre agua, como si entre ojos cegados pudiera conversar con Villoro.
Me acomodo en una silla de madera, sujeto mis apuntes y de un momento a otro pienso en ella: la pasión, la profesión, la muerte, la juventud, la vejez; no soy muy dado a recordar los sentimientos perdidos, eso es una estupidez.
Sin embargo, me gusta caminar bajo la lluvia para buscar consuelo, mismo que la realidad se niega en otorgarme. Mientras más camino entre la lluvia, más gotas caen sobre mi cuerpo.
Leí dos veces el libro y aun no sé si comprendí, pero ante todo, creo que también me perdí y divagué entre la lluvia.
El autor de éste escrito se hace responsable de lo mencionado.