Monterrey fue testigo de una velada inolvidable con la presentación de Miguel Bosé en el Auditorio Banamex, donde 6,500 personas se entregaron por completo al icónico artista español. Con una producción discreta pero efectiva, el intérprete demostró que su sola presencia es suficiente para encantar y hacer delirar a su público, que pasó gran parte del concierto de pie, coreando y bailando cada uno de sus éxitos.
Un escenario minimalista, pero lleno de emociones
Desde el primer momento, Bosé impuso su estilo con un batón blanco que resaltaba su porte elegante. Acompañado por cinco músicos y tres coristas que no solo armonizaban su voz, sino que también aportaban energía con sus coreografías, el cantante convirtió el escenario en un viaje musical por su trayectoria.
La producción, aunque sencilla, jugó un papel clave: escalones en forma de media luna, una pantalla gigante y un juego de luces que, sin ser ostentoso, creaban la atmósfera perfecta para una noche de emociones intensas.
Un repertorio que hizo historia
El setlist de la noche fue una colección de himnos que han acompañado a varias generaciones. Temas como Duende, El hijo del capitán Trueno, Nena, Bambú y Sereno marcaron el inicio de un recorrido musical lleno de nostalgia. Canciones como Hacer por hacer, Como un lobo, Sevilla, Amiga, Creo en ti y Partisano mantuvieron la energía en lo más alto, mientras que Morena mía encendió la pasión entre los asistentes.
Sin embargo, los momentos más eufóricos llegaron con Amante bandido, el himno por excelencia de Bosé, con el que parecía despedirse. Pero el público regiomontano no estaba listo para dejarlo ir, y con una ovación ensordecedora logró su regreso al escenario.
En el encore, el español regaló interpretaciones llenas de sentimiento con Te amaré y Don Diablo, para cerrar la noche con Por ti, sellando así una presentación cargada de emoción y gratitud.
Un Bosé entregado, en plena recuperación
A pesar de los problemas de voz que ha enfrentado en los últimos años, Bosé se mostró más fuerte y confiado, regalando a su público esa esencia inconfundible que lo ha convertido en leyenda. Con sus característicos movimientos y su presencia magnética, recordó por qué sigue siendo uno de los artistas más queridos de habla hispana.
Monterrey despidió a Miguel Bosé con una ovación que resonó más allá del Auditorio Banamex, dejando claro que su música sigue más viva que nunca. Una noche de recuerdos, emociones y, sobre todo, la magia de un artista que, a lo largo de los años, ha sabido mantenerse en el corazón de su público.