Un estudio del Colegio Imperial de Londres experimentó si el uso de los hongos alucinógenos pueden ayudar a combatir la depresión, con 12 pacientes.
Un estudio del Colegio Imperial de Londres, liderado por el doctor Robin Carhart- Harris, ha comprobado que la psilocibina (el componente activo de los hongos alucinógenos) puede tener efectos positivos para combatir la depresión. Este estudio se realizó con 12 pacientes que no estaban respondiendo adecuadamente a los tratamientos tradicionales para combatir su depresión, los cuales consisten en la terapia electroconvulsiva o lo inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS).
Hay que recordar que este no es el primer intento médico por investigar los efectos de sustancias alucinógenas para el combate a enfermedades psiquiátricas o psicológicas. Recordemos que después de la invención del LSD (ácido lisérgico o mejor conocido como “ácido” por los consumidores de drogas psicodélicas) entre 1938 y 1943; un gran número de psicólogos y psiquiatras investigaron cuáles podrían ser los usos medicinales que podían existir con dicha sustancia. Estas investigaciones se llevaron a cabo sobre todo en Estados Unidos durante las décadas de los 50´s y 60´s.
Fue en 1968 que el gobierno de los Estados Unidos (y después se fue expandiendo por todo el mundo) decidió colocar al LSD dentro de la Clasificación 1 en la Ley de Sustancias Controladas. Esta clasificación hizo que el LSD se convirtiera en una droga ilegal y se prohibiera la investigación médica alrededor de esta sustancia. El gobierno la clasificó de esa forma debido al uso que muchos jóvenes tuvieron con la sustancia durante el movimiento hippie. Con el tiempo, entraron dentro de esta clasificación un gran número de sustancias psicodélicas; entre ellas los hongos alucinógenos. Políticamente la mayoría de los alucinógenos siguen dentro de dicha clasificación, sólo que se han quitado algunas restricciones para la investigación; y es así como casi 50 años después de su prohibición las universidades han podido retomar este tipo de investigaciones.
Aunque este tipo de conocimientos nos parezcan novedosos debido a la poca información que hay al respecto, no debemos olvidar que muchas culturas mexicanas han utilizado medicamente las sustancias psicodélicas como los hongos alucinógenos. En la sierra mazateca, en el estado de Oaxaca; como en muchas regiones del país; el uso medicinal de los hongos alucinógenos son una tradición milenaria. Tal como fue el caso de María Sabina (1894-1985), una curandera mazateca que hacía uso del los hongos alucinógenos para curar tanto enfermedades psíquicas como enfermedades físicas; por lo que podemos concluir que los estudios médicos al respecto todavía tienen un gran camino por recorrer.
El estudio que realizaron los investigadores del Colegio Imperial de Londres tuvo unos resultados sorprendentes. 5 de los 12 pacientes pudieron superar la depresión, desapareciendo todos los síntomas. El resto de los pacientes siguen teniendo síntomas de depresión, pero el Dr. Carhart- Harris asegura que el ingesto de psilocibina los ha ayudado a hacer el proceso más llevadero.
Al principio, les hicieron tomar pequeñas muestras de psilocibina; pero conforme pasó el tiempo los doctores le perdieron el miedo a la sustancia, y terminaron administrando cantidades cada vez mayores de hongos. El resultado fue que los pacientes entraron en el estado que los consumidores de psicodélicos como conocen como “un viaje” (el cual puede durar hasta 6 horas); sintiendo los efectos de la alucinación psicodélica fuerte. Cuando los pacientes entraron en este estado alterado, los doctores mantenían una esfera de tranquilidad a través de música clásica y apoyo psicológico. Es importante mencionar que el uso que se dio fue con mucha precaución y en ambientes controlado, el Dr. Carhart- Harris no recomienda que las personas con depresión utilicen esta sustancia fuera de un ambiente médico; ya que puede ser peligroso.
A pesar de la mejoría que se encontró en esta docena de pacientes, otros médicos concluyen que los resultados son prometedores pero poco convincentes; por lo que se deberán de hacer investigaciones más grandes al respecto.