A dos días de las elecciones locales, debemos de cuestionar cuál es el verdadero significado de tener una vida democrática.

Si comparamos el mundo en el que vivimos; este que llamamos moderno, posmoderno, tecnológico, democrático y todos los adjetivos que le queramos poner; con hace 400, 900 o 2,000 años atrás quizá la mayor diferencia que veríamos sería la movilidad social. Tanto en la Colonia como en el México prehispánico, en la clase social donde nacías era la clase social donde vivías y morías.

Hoy se puede vivir en una condición diferente de la nacida gracias a la educación. ¿Pero qué porcentaje realmente mejora su estilo de vida? Y lleguemos al número que lleguemos, sería una minoría. Y lo que realmente sucede es que la mayoría de la gente cambia su estilo de vida por los avances tecnológicos y el abaratamiento de los bienes de consumo; ya sean coches, microondas, lavadoras, televisiones e incluso el abaratamiento de nuevas universidades privadas.

Pero en términos generales podríamos decir que la mayoría de las personas que vivieron en el 20% de la población más pobre vivirán ahí, la mayoría del 20 al 60% de ingresos ahí vivirán, al igual que el grupo del 60 al 90% y el 10% más rico. Podemos asumir que los ingresos en los porcentajes medios tienen más posibilidad de movilidad social (hacia arriba y hacia abajo) que los extremos más ricos y pobres; pero mi punto es que la movilidad social no es tan grande.

Hoy en día el sistema democrático nos hace creer que nosotros incidimos en la política para beneficio de todos, o para lo que cada uno considera beneficioso (incluso la distribución de ingreso). Los partidos políticos nos hacen creer que defenderán ciertos ideales para lograr una sociedad más justa. Algunos políticos dirán que desde la transparencia, otros que desde la legalidad, otros que a partir de la defensa de los trabajadores, por el crecimiento de la economía, el crecimiento de la democracia o el cuidado del medio ambiente; éstas diferentes posturas se han convertido en características de las diferentes ideologías políticas. Estas ideologías, en grandes rasgos, son: derecha, izquierda, centro (que no toman posturas muy radicales en cuanto a las diferencias de los partidos de derecha y de izquierda) y los ecologistas (aunque el Partido Ecologista de nuestro país sea un antiejemplo del ecologismo).

Aunque cada uno de los partidos o candidatos se defina con una postura política, la realidad es que a la hora de ser electo va a decidir por sus beneficios. El factor histórico de la movilidad social me parece que ha hecho que el hombre deje de definirse por la realidad que vive y empiece a definirse por su ideología política. Esto quiere decir que nuestra participación política se limita a una idea abstracta de cómo mejorar la sociedad.

La política, según su origen griego, se define como algo que se refiera a los ciudadanos.

En términos prácticos termina siendo la organización alrededor de la toma de decisiones que influyen en los ciudadanos. Quizá soy un poco pesimista, pero creo que todas las personas actuamos según lo que nos conviene; ya sea desde un lado moral, psicológico, económico, social o el que más nos mueva.

Creo que el hecho de que nuestra participación política se limite a un espacio electoral, como este domingo en las elecciones locales, donde hay más ideas abstractas sobre la ideología política y menos ideas prácticas sobre la solución de problemas; es una limitación de nuestro accionar político.

Si vamos a votar por algún candidato porque estamos de acuerdo con una de sus propuestas está perfecto. Pero no creamos que hasta ahí se limita nuestras acciones políticas, al final de la historia es más probable que un político actúe como un integrante de la clase política, antes que como un ciudadano. Sobre todo con los niveles de corrupción que hay nacional e internacionalmente.

Me sorprende mucho la actitud del Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, sobre las huelgas tanto de los estudiantes politécnicos como de la CNTE. En ambos su discurso es de que primero la otra parte quite la huelga y luego poder dialogar. Sólo él puede coaccionar hablando de despidos y órdenes de aprehensión pero no la otra parte con la suspensión de actividades. Pues me parece que la verdadera democracia está en aquellas personas que buscan dialogar y ser parte en la toma de decisiones de las instituciones donde pertenecen (trabajando o estudiando).

Es la ciudadanía la que debe de integrarse en la actividad política y no sólo elegirla por la retórica de su ideología.

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