Dentro de la idiosincrasia del cristianismo, y muy en especial del catolicismo, existe la fuerte creencia en los milagros, sobre todo en las imágenes milagrosas. Palabras más, palabras menos, esta es la leyenda de esta fotografía.

A principios de los años 80´s, cuando estaban muy de moda las «apariciones de la Virgen de Medjugorje» en varios medios de comunicación, un fotógrafo, unos dicen que era mexicano, otros dicen que era francés o italiano, decidió visitar el poblado de Medjugorje, en la antigua Yugoslavia, que hoy forma parte de Bosnia Herzegovina. Ese lugar se había hecho famoso por las supuestas apariciones de la Virgen María a algunos «videntes» que entraban en trance al contactarse con ella.

Ese fotógrafo, del cual no se tiene el nombre, viajó a ese pueblo lleno de turistas, curiosos y fanáticos por las supuestas apariciones. Se dice que este fotógrafo era, en ese entonces, «ateo», pero su curiosidad le llevó a hacer ese viaje. Como si él buscara una «señal» que lo hiciera cambiar de nuevo. Al llegar al sitio, constató la belleza de sus parajes, su cultura, y vio a los supuestos videntes que entraban en un aparente trance durante sus visiones. Incluso vio como les encajaban agujas sin que ellos rompieran su trance. Esto no le impresionó, ni le conmovió en lo más mínimo, pues le pareció más un acto de sugestión mental, y algo de teatro, más que otra cosa. No encontró la señal que buscaba.

Ya algo decepcionado del viaje, decidió irse de ese lugar, pero, antes de partir tomó varias fotografías del pueblo con su cámara reflex de 35mm. Cuando ya solo le quedaba un cuadro limpio, para quemarlo, levantó su cámara al cielo y disparó su última foto; lo hizo sin enfocarse a nada, simplemente levantó el lente apuntando a las nubes y tomó la fotografía, sin embargo, otros dicen que enfocó la cima de una montaña de ese lugar.

Al llegar a su ciudad de origen, mandó a revelar el rollo fotográfico, y, cuando se puso a revisar las fotografías, se dio cuenta de que en la última foto aparecía la imagen de una mujer vestida con túnica y cargando a un niño. El fotógrafo no recordaba haber tomado ninguna fotografía a un cuadro, pintura o dibujo similar, ni mucho menos haber fotografiado a una mujer en esa postura. Fue entonces cuando sintió haber encontrado «la señal» que tanto buscó.

Nada ni nadie podía haber estado ahí, simplemente «esa imagen apareció», o fue captada por la cámara de manera «inexplicable». Para él, no había duda de que era la imagen de la «Virgen de Medjugorje«. Se dice que ese fotógrafo sacó algunas copias y las compartió con sus amigos y familiares. Una de ellas llegó a mi hace varias décadas.

Hice varias búsquedas tratando de localizar más información, pero en ninguna parte aparecía, no encontré datos sobre el origen de dicha imagen. Pero hace poco recurrí a un buscador de imágenes ruso, el cual me llevó a dar con unos portales religiosos de origen vietnamita en donde tenían esa misma imagen, pero completa.

Traté de comunicarme varias veces con los administradores de dicho portal, pero nunca me dieron respuesta; lo que sí tenían, era una imagen de una estampa religiosa escaneada mostrando la misma imagen, pero limpia y completa de la Virgen María cargando a un niño y acariciando una flor blanca. El mito había caído.

La imagen que está en el portal de las «Dominican Sisters of Saint Rose of Lima, Vietnam» se trata de una antigua imagen que es venerada por aquellas tierras orientales, pero que no es muy conocida fuera de esos lugares. Intenté rastrear al autor y el nombre de la imagen religiosa, pero nadie me supo dar respuesta.

Al parecer el mito surgió cuando un europeo le tomó una fotografía a dicha imagen, y ocurrió el efecto del «teléfono descompuesto», de ahí pudo surgir el mito. Debemos de recordar que a principios de los años 80´s no se podía escanear digitalmente imágenes con la facilidad con la que hoy se hace, y en lo relativo a las imágenes religiosas, la gran mayoría son antiguas creaciones cuyo diseño no cambia con el paso del tiempo.

Haciendo un análisis comparativo de varias imágenes que son denominadas como «fotografías de la virgen», se pudo deducir que todas ellas son “fotografías de otras impresiones”, o “fotografías de otras fotografías”. La imagen que se muestra en ese portal religioso deja ver el granulado del papel de la estampa en el que fue impreso. No es descabellado pensar que el origen de todo esto fue una estampa que fue fotografiada, y de ahí surgió toda la leyenda alrededor de esa imagen.

Los portales de las religiosas no señalan a la imagen original como una «fotografía real» de la Virgen, pero otros portales de fanáticos de «imágenes milagrosas» sí mencionan los otros retratos como si se trataran de fotografías auténticas.

Una vez más, los «milagros» que son puestos bajo el escrutinio inquisitivo quedan opacados por las pruebas que ellos mismos proporcionan.

Por ahí dicen que «la verdad los hará libres», pues todo señala que esta es la verdad sobre este mito.

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