Jagger Miranda/@jaggermty
La muerte del torero Víctor Barrio, de 29 años, ocurrida este sábado en la plaza de toros de Teruel (noreste), en la Feria del Ángel, es la primera que ha tenido lugar en España en lo que va del siglo.
La historia taurina nos ha dictado tener tintes heroicos en una plaza llena de aplausos con un vencedor en hombros para una tarde de gloria; pero ese sábado 9 de Julio cambio la opinión de favoritismo y contradicción entre lo que es mas importante en este mundo de la tauromaquia; la vida animal del toro, o una vida humana vestido de torero por profesión y arte.
Ya que a raíz de la muerte del honorífico se a desatado una fuerte ola de mensajes cibernéticos, en el cual se tiene previsto la intervención de la Fundación del Toro de Lidia con acciones legales contra los usuarios de las redes que se hayan burlado del fallecimiento de Barrio. Con más de 50 mensajes recopilados, aseguran que se trata de «verdaderos delitos por injurias, penados con hasta 14 meses de prisión, viéndose agravados por la publicidad que de los mismos se hace con su difusión en redes sociales, así como delitos de calumnias», afirma su nota.
De igual manera, la Unidad de Investigación Tecnológica de la Policía Nacional abrió una investigación por los mismos comentarios, con el objetivo de analizar si existe algún tipo de delito en los mismos. La UIT de la Policía Nacional ha comenzado una búsqueda activa en internet para rastrear redes sociales en busca de las reacciones a la muerte del joven torero segoviano por si fueran constitutivas de delito. En caso de ello, se abrirán diligencias que serán remitidas al juzgado.
Siendo un tema sensible en la sociedad deportiva y la vida silvestre, los puntos de opinión son divididos entre aplausos y repudio, mismo que el público no comprende la adrenalina que el torero trasmite en la plaza, o en su caso el sufrimiento del toro al salir al ruedo a consumir su muerte después de unas puntadas mortales denominadas arte y pasión.
33 toreros. Desde hace tres décadas, en que falleció José Cubero «Yiyo» en Colmenar Viejo (Madrid) en 1985, no se había registrado ninguna muerte de un matador en plazas españolas. En el último siglo, 134 profesionales del toro, 33 de ellos matadores, murieron como consecuencia de las heridas sufridas en plazas, fincas o tentaderos.
La cuestión a partir de esta muerte, es por que se desato un repudio cibernético nunca antes visto, y la contra-parte en este caso el gremio taurino quiere actuar de una manera legal, que seria lo mas sano para ambas partes, la respuesta sin pensarlo dos veces; es prohibir las corridas de toros de una vez por todas; o se estará iniciando una lucha virtual interminable que no tendrá ninguna parte contenta, como son un gremio de toreros contra los anti-taurinos en este caso cibernéticos, luchando cada parte por sus intereses, solo por festejar unos cuantos rabos o una cornada mortal.
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