Desde hace tiempo se inició una gran disputa de tensiones y habladurías entre los gobiernos de España y Cataluña. Hoy, esas disputas se ven dirigidas en las casetas de votaciones, tras anunciar que existiría un referéndum el primero de octubre.
El evento inició tras una semana en la olla de presión catalana: España, en especial la capital Madrid, cree que la independencia de Cataluña es ilegal, sin embargo, el gobierno opositor asegura que se lleva con todas las de la ley.
El referéndum 1-O dejó a un total de 761 heridos en una jornada bastante violenta, de acuerdo con informes de diversos medios internacionales.
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El presidente del gobierno de Cataluña, mejor conocido como Generalitat, Carles Puigdemont, criticó fuertemente al Estado español tras el despliegue de la policía en la provincia catalana.
«Ante las porras, las balas de goma, la violencia injustificada que ha ordenado el Gobierno español a los cuerpos policiales contra gente que defendía urnas, papeletas, colegios electorales, describe perfectamente una vergüenza», declaró Puigdemont.
Asimismo, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona calificó a violencia como «cobarde», y dirigió sus palabras directamente contra el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.
¿Qué ocurre ahora?
De acuerdo con los primeros reportes en redes sociales, un total de 93.3 por ciento de la población que votó, declaró que desea que Cataluña se convierta en una república independiente. Ésta, tendría que formar parte de la Unión Europea, contrario a la creencia popular. Tan sólo el 4.6 por ciento votó por un tajante «no».
Hasta el momento, ningún país, salvo Venezuela, ha reconocido la independencia catalana, pues el Tribunal Constitucional español declaró las votaciones como «ilegales».
El referéndum de independencia no será reconocido por el gobierno español, a pesar de los resultados de la votación a favor de la secesión.
De esta forma, Rajoy comparecerá ante el Congreso y reunirá al resto de los partidos del país para abordar la crisis que nació este primero de octubre.
