Ciudad de México. El empresario Carlos Ahumada Kurtz, conocido por su controvertida relación con la política mexicana, quedó en libertad el pasado martes 27 de agosto después de que un juez dictaminara la prescripción de la pena por el delito de fraude genérico. La decisión se produjo tras una audiencia de aproximadamente tres horas en el Reclusorio Norte, donde el juez Rubén Godínez resolvió que Ahumada no debía regresar a prisión, a pesar de las solicitudes de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX) para mantenerlo bajo custodia.

La audiencia, que comenzó a las 11:00 a.m. (hora del centro de México), concluyó con la liberación del empresario de origen argentino, quien ha estado en el centro de numerosos escándalos políticos y legales en México desde principios de la década de 2000. El juez Rubén Godínez aceptó el argumento de la defensa de Ahumada, encabezada por el abogado Enrique Ostos, de que la pena impuesta por el delito de fraude genérico había prescrito. “La pena ya fue cumplida y no hay necesidad de que mi cliente regrese a prisión”, declaró Ostos a los medios de comunicación al salir del juzgado.

La FGJ-CDMX había buscado una sentencia de un año, 10 meses y 23 días de prisión, además de un pago de cerca de 30 millones de pesos como reparación del daño. Sin embargo, con la reciente decisión judicial, no solo se prescribió la pena de prisión, sino también el pago millonario que se había estipulado como compensación.

Contexto del caso y antecedentes

Carlos Ahumada, empresario naturalizado mexicano, ha sido una figura polémica desde su implicación en el escándalo de los “videoescándalos” en 2004, que involucraron a varios funcionarios del gobierno del entonces Distrito Federal, entre ellos René Bejarano, un colaborador cercano del actual presidente Andrés Manuel López Obrador. En dichas grabaciones, transmitidas por el periodista Víctor Trujillo en su programa “El Mañanero”, se vio a Bejarano recibiendo grandes sumas de dinero, supuestamente proporcionadas por Ahumada, en lo que se convirtió en uno de los mayores escándalos de corrupción de la época.

En junio pasado, Ahumada fue detenido en Panamá por agentes migratorios, luego de que la Interpol emitiera una alerta de búsqueda a petición de las autoridades mexicanas. Sin embargo, su detención no resultó en una extradición inmediata, y Ahumada se presentó voluntariamente en julio ante el Reclusorio Norte, entregando documentos en un intento de demostrar que ya había cumplido su condena.

Reacciones y posibles implicaciones

La liberación de Ahumada ha generado una ola de reacciones entre los observadores políticos y la sociedad en general. La FGJ-CDMX ha mantenido una postura crítica hacia la resolución, con el encargado de la Fiscalía, Ulises Lara López, asegurando previamente que Ahumada no había cumplido la totalidad de su condena. “Es falso que Carlos Agustín ‘N’ haya compurgado por completo la pena que le fue impuesta por una autoridad judicial”, declaró Lara López en julio pasado.

Por otro lado, la defensa del empresario ha sostenido que el proceso judicial se manejó conforme a derecho y que Ahumada siempre confió en el sistema judicial mexicano. En declaraciones a los medios, Enrique Ostos enfatizó la voluntad de su cliente de regresar a Argentina para retomar sus actividades empresariales y dejar atrás los problemas legales en México.

Implicaciones futuras y conclusiones

La resolución de este caso plantea preguntas importantes sobre la efectividad del sistema judicial mexicano y la capacidad de las autoridades para perseguir delitos financieros y de corrupción. La prescripción de la pena por parte del juez Rubén Godínez se basa en los límites legales establecidos por el código penal, pero también podría interpretarse como una señal de las limitaciones del sistema judicial para manejar casos de alto perfil y garantizar que las penas se cumplan de manera efectiva.

Con su liberación, Carlos Ahumada planea viajar a Argentina, marcando el final de un capítulo controversial en la historia reciente de México. Sin embargo, el impacto de su caso en la percepción pública sobre la justicia y la lucha contra la corrupción en el país sigue siendo un tema de debate y análisis en los círculos legales y políticos.

El caso Ahumada, una vez más, arroja luz sobre los desafíos que enfrenta el sistema judicial en México para equilibrar el rigor de la ley con las complejidades de los casos que involucran figuras prominentes y delitos de cuello blanco. La narrativa de justicia y equidad continuará evolucionando mientras se esperan nuevas reformas y ajustes en el marco legal del país.