Franco Escamilla se adueñó del escenario del Auditorio Pabellón M la noche de ayer, fue el primer sold out de su breve temporada en Monterrey (ocho presentaciones del 19 al 27 de abril) y un éxito en respuesta por parte del público. Su espectáculo “R.P.M” puede considerarse un acierto más en la meteórica carrera del comediante, justo en el año de su debut en Netflix.

Ayer, en “R.P.M”, los asistentes pudimos disfrutar de un show ligero y fluido en donde Franco Escamilla compartió ante más de 2,000 espectadores sus experiencias en Ámsterdam, Berlín, el choque de culturas vivido en Japón y los detalles de su convenio con Netflix, además de sus observaciones acerca de un posible apocalipsis zombie o los malos consejos que nos brinda el alcohol; su stand up está siendo alimentado por la experiencia vivida en sus giras, una rutina cómica vivencial con las nuevas anécdotas que le trajo el éxito.

La comedia observacional de Franco Escamilla (nacido en Morelos pero forjado en Monterrey) ha ganado adeptos a lo largo de toda Latinoamérica. Su estilo polémico y políticamente incorrecto (que se redime sobre el escenario gracias a su gran simpatía) nos remite en ocasiones al estilo de estrellas como Louis CK o el británico Ricky Gervais. Actualmente, es un referente del stand up mexicano ante el mundo.

Sin embargo, la mayor virtud de Franco Escamilla es el pensar “fuera de la caja” en cuanto a sus decisiones profesionales se refiere.

En varias entrevistas hace mención de las críticas que recibió, por parte de algunos de sus colegas, respecto a utilizar la mayor parte de su material cómico para promocionarse en YouTube. En la comedia profesional (donde la creación constante de nuevo material es el “Talón de Aquiles” de muchos) esto representaba un “suicidio laboral”.

Hoy día, con alrededor de 8 millones de seguidores en YouTube que consumen las marcas “Franco Escamilla” y “Diablo Squad”, el tiempo le ha dado la razón. Es común que todos los nuevos comediantes en México utilicen esta plataforma para darse a conocer. Pero Franco Escamilla fue más allá.

“Por la anécdota”

Franco Escamilla se dio el lujo de rechazar a la todopoderosa Netflix, a quien en su primer acercamiento les pidió “una cantidad obscena de dinero” imposible de aceptar. Sin embargo, en un segundo intento por parte de la plataforma de streaming, el comediante consiguió negociar el 50% del financiamiento para grabar parte de su “especial de Netflix” en Japón. ¿Por qué ahí?… “Porque quería conocer Japón”, comenta el “standopero” durante su show.

Lo que pudo ser un “especial tradicional” de stand up en Netflix (como el de Sofía Niño de Rivera, Carlos Ballarta o el regiomontano Alan Saldaña), hoy se vislumbra como un documental que incluirá las escenas de un tour mundial ideado por el comediante y llamado “Por la anécdota”.

Por la anécdota” consistió en una gira mundial de presentaciones en Japón, Holanda, España, Alemania, Inglaterra, Francia, y un muy largo etcétera. Shows íntimos, realizados muchas veces en lugares muy pequeños, hechos por el simple gusto de “estar ahí” y registrarlo en video.

Lo que se avecina en la carrera de Franco Escamilla, una vez que se estrene este “stand up – documental” en Netflix, es de pronóstico reservado. Es un arriesgado concepto que grandes exponentes del stand up norteamericano como Louis CK, Jerry Seinfeld, Chris Rock, Ricky Gervais o Jim Gaffigan, no ofrecen dentro de esta plataforma. Su sola concepción y logística lo posicionarán como algo muy grande.

¿Cómo diablos ese mexicano está haciendo stand up en Tokio, Berlín y Londres? Simplemente fue y lo hizo. El verdadero truco del mago radica en vender cara la ilusión, no los actos.

Franco Escamilla dejó de ser opción para disfrutar “una noche de sábado” en los conocidos bares de comedia locales. Hoy día es un artista de talla internacional cuyo espectáculo hay que pelear por ver, un lujo que Monterrey tiene que compartir con el resto del mundo.

Esto, claro, mientras duren los “15 minutos de fama” que, con extrema modestia, asegura estar viviendo. Como dijo ayer durante su show en el Auditorio Pabellón M: “La comedia es eterna, el comediante es desechable”.

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