En esta época, en que la informática y las redes sociales están tan a la mano, es curioso ver como la libertad de pensamiento está siendo limitada o restringida por los más antiguos métodos; como lo son las creencias basadas en la ignorancia y el temor.
No se puede negar. A finales del siglo pasado, y principios del actual, se promovía mucho la idea de “podrán encadenar el cuerpo, pero jamás la mente”; pero estaban en un total error, fue más sencillo enjaular sus mentes que sus cuerpos.
Así se sigue viviendo en muchos países en pleno siglo XXI. No hay teletransportación por radiofrecuencia, ni clonación eugenésica; pero sí tenemos países donde la libertad de pensamiento o la libertad de culto está penada por su “ley”.
Tan sólo hay que recordar que, hoy en día, hay países como Afganistán, Arabia Saudita, Irán, Maldivas, Mauritania, Pakistán y Sudán; en dónde te pueden encarcelar, e incluso ejecutar, por ser abiertamente agnóstico o ateo.
América no canta mal las rancheras en ese aspecto. En nuestro continente tenemos agrupaciones sectarias “cristianas” en donde si un miembro de su feligresía tiene el valor de renunciar a su “fe”, será expulsado y discriminado totalmente de su comunidad, incluso despreciado por su familia.
Las ideologías de odio no son particulares de los gobiernos y partidos políticos islamistas
Muchos de estos cultos siguen este tipo prácticas, consideradas como de odio pues promueven entre sus seguidores el desprecio a los que son ajenos a su grupo religioso. Esto es común en agrupaciones como los Testigos de Jehova y varios grupos de “evangélicos” o “cristianos”; pero también se ve en varias agrupaciones de católicos. Esos grupos viven de someter a sus feligreses, los cosifican y deshumanizan al grado de, literalmente, dictarles que pensar.
Las ideologías de odio no son particulares de los gobiernos y partidos políticos islamistas, que sólo utilizan su religión para dominar y someter a sus pueblos a su antojo. También los partidos políticos cristianos o católicos cometen esos mismos actos, aunque de distinta forma; no siempre tan violenta y agresiva, pero sí con el mismo desprecio contra los que no piensan como ellos.
Es una vergüenza que, en pleno año 2021, todavía sea “delito” el aborto en muchos países, o que siga prohibido el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo, o que la eutanasia sólo sea legal y un derecho para los animales, pero no para las personas que sufren enfermedades terminales; o que se vea con malos ojos la clonación porque “es jugar a ser dios”.
El tener sometidas las libertades y derechos humanos a creencias mitológicas y supersticiones del pasado, sólo puede generar una sociedad ignorante, inculta y llena de temores. Los intentos de implementar un sano ecumenismo interreligioso en varias comunidades han sido frenados por la pandemia y por las mismas ideas de odio de esos grupos sectarios que se creen dueños absolutos de la verdad.
Los mexicanos vivimos en un país en donde millones siguen venerando una tilma que fue mandada pintar por españoles para engañar a los indígenas diciéndoles que era un milagro, en dónde los políticos prefieren dar escapularios y estampitas religiosas en lugar de poner vacunas. Así de inculto e ignorante puede llegar a ser un país entero. Unos dicen que “el ser humano está condenado a la extinción”, y con esas ideas que no aportan nada, sino que restan mucho. Sí, estaríamos todos condenados a un funesto fin.
Recordemos que la palabra hereje viene del griego “hairetikós”, que significa “el que es libre de elegir”. Pues nuestro mundo actual necesita más herejes, más mentes libres para pensar y elegir, con un pensamiento crítico, analítico e inquisitivo, que no se deje engañar ni someter por ideas somníferas y estupefacientes.
No permitamos que el neo-oscurantismo siga nublando la mentalidad de la humanidad, luchemos por tener más mentes libres, cultas e inteligentes; para así poder elegir el mejor camino a seguir para nuestra sociedad.
Si en tu grupo religioso te enseñan a despreciar a los que no siguen tu fe, entonces en realidad tus líderes religiosos son los malignos. Entre más grandes y poderosos sean sus templos, más oscuros y profundos son sus abismos.
Que todos tengan una muy bella y desmitificante noche.