Queridos colegas y compañeros del camino en búsqueda de la verdad, más allá de la penumbra de lo desconocido e ignorado:

Hoy les quiero dirigir estas palabras pues he visto y constatado que muchos jóvenes, y algunos no tanto, neófitos en estos temas, se han lanzado a la cacería de misterios; pero sin dejar de abrazar sus ideas, creencias y dogmas añejos y preestablecidos. Algo que solo les estorbará a lo largo del camino.

A ustedes les quiero recordar que, a todos aquellos que en algún momento nos dedicamos a la disolución y esclarecimiento de misterios y enigmas, nuestra búsqueda ardua y continua nos puede llevar a conocer realidades que no sean de nuestro agrado, y que incluso lleguen a chocar con nuestra ideología o forma de pensar.

Pero así son las cosas. ¿Queremos investigar para conocer la cruda y profunda realidad de los enigmas del universo? ¿o solo “investigamos” para fortalecer nuestras limitadas creencias sobre lo que nos conviene creer?

Si uno mismo no ha puesto en duda y cuestiona sus propias ideas y conjunto de pensamientos, ¿cómo vamos a saber que se está en lo correcto? ¿Cómo saber que estamos dentro de la lógica y la razón?

El único camino es cuestionándolo todo, poniéndolo en duda todo, antes de aceptarlo o reconocerlo como real. Pues lo real no necesita ser creído para ser cierto, pero la mentira, la verdad a medias y la suposición, sí necesitan que alguien se la crea para ser “cierta”.

Es ahí cuando incluso todas las religiones, creencias espirituales y místicas se derrumban y desmoronan en pedazos, pues no toleran la duda sobre ellas. Se fracturan ante el cuestionamiento de su veracidad y escapan de ser verificadas, pues ellas necesitan de la credulidad de las personas para existir; pues, si se deja de creer en ellas desaparecen, así como todas las versiones de dioses que defienden.

Todo fenómeno real aquí en la tierra, en el mar, el cielo o el espacio, tiene una explicación lógica, racional y científica. No es que lo diga un servidor, es que así lo dicta la naturaleza, y nosotros solo lo descubrimos y damos a conocer. Y al menos en los confines del universo conocido es igual, aunque se diga que el universo es infinito, nada señala que lo aún desconocido sea distinto.

Pero esa regla general es universal, si es real tiene explicación natural, nada de divino o mágico hay en este universo o, al menos, nadie ha podido demostrarlo sin tener que recurrir al pobre argumento de la fe, que solo es someter la mente a una autosumisión mental a una idea preestablecida por otros sin señales de certeza o veracidad. Sí, eso es la creencia en la fe. Una cadena atada a un yunque en la mente de la persona.

El mundo peligra con volver a caer en la oscuridad de la ignorancia, la charlatanería y la superstición. Los soldados del neo-oscurantismo usan los medios de comunicación y las redes sociales del internet como trincheras de batalla para lanzar sobre las mentes débiles y manipulables, ideas que brillan muy lindo, pero que no iluminan nada.

Las mentes débiles son como los mosquitos ante la luz de las lámparas fulminantes, la siguen ciegamente hasta que los fulmina por no querer ver a otra parte.

De ustedes dependerá adonde ira el mundo, si van por el camino del saber y el conocimiento, o toman el camino de la desinformación, los bulos y la posverdad. Pero deben saber algo, la misma naturaleza del universo los juzgará, y ella nunca perdona a quien le da la espalda, sino que premia a quien le pone atención.

Ahí se los dejo de tarea.

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