El tercer debate presidencial organizado por el INE, ayer en el Gran Museo del Mundo Maya en Mérida, Yucatán, arrojó más dudas que certezas respecto a la capacidad de los candidatos (AMLO, Anaya, Meade y El Bronco) que nos piden el voto en las Elecciones 2018 de este domingo 1 de julio.
Si bien la elección parece haber tomado un cauce definitivo y se vislumbra el triunfo del candidato de MORENA, Andrés Manuel López Obrador; no hubiera estado de más que, en este último debate, los cuatro candidatos hubieran elevado el nivel de la discusión y pusieran sobre la mesa, propuestas, soluciones, inclusive ataques, más efectivos.
Ricardo Anaya y José Antonio Meade dejaron en claro que nunca entendieron estas Elecciones 2018; siguen “desencanchados”, sin estrategia, con un timing político patético.
¿Estos eran los mejores representantes del PAN y el PRI? ¿Ese nivel de partidos políticos pagamos con nuestros impuestos?
Andrés Manuel López Obrador, un deficiente orador con propuestas contradictorias y fantasiosas, está a pocos días de ser Presidente de México… ¿Cómo se llegó a esto?
AMLO, una campaña de 18 años
El que Andrés Manuel López Obrador tenga la preferencia del electorado para ganar la presidencia en las Elecciones 2018 no es casualidad. Lamentablemente, esta popularidad poco tiene que ver con sus reales capacidades para gobernar, debatir o estructurar ideas.
AMLO arrancó su campaña por la presidencia desde el año 2000, cuando aprovechó los reflectores mediáticos al ser electo Jefe de Gobierno del Distrito Federal. A partir de ahí, comenzó a formar al personaje que, en base a su persistencia y al pobre nivel de la política mexicana, hoy tiene posibilidades reales de ganar las elecciones presidenciales prácticamente por default.
Estos 18 años de campaña han rendido frutos. Aunque en el camino tuvo que abandonar al cadáver del PRD (partido que el mismo ayudó a fundar), pudo crear MORENA, un culto a su imagen en donde TODOS los recursos económicos que recibe del INE se invierten en un objetivo único: AMLO Presidente.
Sin duda, es un fenómeno social el que llevará a AMLO a la presidencia. Lo frustrante es la poca capacidad mostrada por el candidato en requisitos tan básicos como articular un discurso coherente para explicar cómo se conseguirán los miles de millones de pesos necesarios para echar a andar sus “propuestas”.
La realidad es que su respuesta, única y machacona, de “acabar con la corrupción y ahorrar ese dinero” para poder cumplir con sus “proyectos”, está fuera de toda lógica… simplemente no salen las cuentas.
Además, la cantidad de políticos priistas (y demás personajes de dudosa procedencia como Rene Bejarano) que integró a MORENA, hacen imposible de creer que pueda cumplir con el “combate a la corrupción” que tanto pregona.
AMLO 2018 es un coctel formado por: la aplastante impopularidad del presidente Enrique Peña Nieto, la descarada corrupción priista en los últimos años y la insignificante presencia de Ricardo Anaya y José Antonio Meade. Todo esto (mas sus 18 años de campaña con recursos públicos), puso en bandeja de plata la presidencia a AMLO.
AMLO 2018 no es algo para asustarse, a final de cuentas TODOS los políticos en campaña son populistas, mentirosos y cínicos; pareciera que es parte del ADN político a nivel mundial.
Sin embargo, no podemos quedarnos callados, debemos señalar sus carencias; así tal vez, algún día, México viva unas elecciones en donde los participantes, incluyendo al virtual presidente, no den tanta pena ajena.