La secuela de una película de terror exitosa siempre enfrenta grandes expectativas, y Parker Finn asume el desafío con «Smile 2», una continuación directa de su impactante debut. Mientras que la primera película logró destacar con su premisa original —la aterradora risa que desencadena una maldición mortal—, esta segunda entrega se enfrenta al difícil reto de sorprender a una audiencia que ya conoce las reglas del juego. En lugar de buscar una reinvención, Finn opta por maximizar los elementos que funcionaron en la primera parte: más sustos, más tensión, y una dosis aún mayor de gore. Pero, ¿es suficiente?
Trama: Más Grande, pero No Mejor
La trama sigue los pasos de Skye Riley (interpretada por la carismática Naomi Scott), una estrella del pop que comienza a sufrir alucinaciones y fenómenos inexplicables justo antes de una gira mundial. A medida que los eventos extraños se intensifican, Skye se ve obligada a enfrentar traumas del pasado mientras lucha por evitar que la maldición de la sonrisa se apodere de su vida.
Aunque el punto de partida es interesante, la narrativa de «Smile 2» no escapa de la sombra de su predecesora. Finn recicla muchos de los elementos que hicieron de la primera película un éxito, pero sin la frescura que esta ofrecía. Si bien algunas escenas —como una secuencia inicial verdaderamente impactante— logran captar la atención, gran parte de la historia cae en la trampa de repetir los mismos sustos y situaciones, solo que con un mayor presupuesto. Esto le resta efectividad al misterio, y hacia la mitad de la película, el guion comienza a sentirse predecible.
Dirección y Cinematografía: Visualmente Potente
Uno de los aspectos más destacables de «Smile 2» es su estética visual. Parker Finn demuestra nuevamente su habilidad para construir atmósferas inquietantes a través de la cinematografía. Los colores fríos y oscuros, combinados con encuadres claustrofóbicos, contribuyen a una sensación constante de amenaza. Las tomas largas y las transiciones fluidas entre la realidad y las alucinaciones ayudan a mantener la tensión y a envolver al espectador en la creciente paranoia de Skye.
No obstante, a pesar del estilo visual impecable, la película abusa de los jump scares (sustos repentinos), un recurso que, aunque efectivo en pequeñas dosis, termina saturando al espectador. La insistencia en este tipo de sustos disminuye la profundidad emocional de la historia, impidiendo que el terror más psicológico florezca.
Actuaciones: Naomi Scott Brilla, pero el Reparto No Suma
Naomi Scott, conocida por sus papeles en «Aladdin» y «Charlie’s Angels», lleva gran parte del peso de la película sobre sus hombros. Su interpretación de Skye, una joven atrapada entre el miedo a la maldición y las presiones de la fama, es convincente y llena de matices. Scott captura tanto la vulnerabilidad como la fortaleza de su personaje, lo que permite al público empatizar con ella incluso cuando la narrativa se vuelve predecible.
Sin embargo, el resto del reparto no está a la altura. Kyle Gallner, quien regresa en su papel como Joel, no logra aportar el mismo impacto que en la primera película, y los personajes secundarios, aunque bien interpretados, no reciben suficiente desarrollo para dejar una marca significativa.
Música y Sonido: La Verdadera Estrella del Terror
Donde «Smile 2» realmente sobresale es en su diseño de sonido y banda sonora. Cristobal Tapia de Veer, quien ya ha trabajado en series como «The White Lotus», compone una partitura inquietante que complementa perfectamente la naturaleza perturbadora de la película. Los sonidos distorsionados y las melodías disonantes juegan un papel crucial en la construcción del suspenso, creando un ambiente en el que incluso el silencio se convierte en una herramienta de terror.
Los efectos sonoros, por su parte, están magistralmente ejecutados. Desde el sonido de la risa siniestra hasta los crujidos y susurros que marcan la presencia de la maldición, el diseño auditivo eleva la experiencia y genera una sensación de incomodidad constante.
A pesar de sus aciertos visuales y auditivos, «Smile 2» sufre de un guion que no arriesga lo suficiente. Parker Finn, quien también escribió el guion, parece estar demasiado cómodo repitiendo la fórmula que funcionó en la primera película, sin atreverse a explorar nuevas dimensiones del mito de la maldición de la sonrisa. Esto no quiere decir que la película carezca de momentos tensos o impactantes, pero la falta de originalidad en la trama limita su potencial.
Además, el enfoque en hacer todo «más grande» —más sangre, más sustos, más personajes— no siempre resulta en una mejor experiencia. Si bien algunas escenas de violencia gráfica logran impresionar, la sobrecarga de efectos especiales y escenas exageradas puede cansar a un público que esperaba algo más innovador.
Terror con Altibajos
«Smile 2» es una secuela que, aunque visualmente impresionante y con una banda sonora envolvente, no logra superar las expectativas generadas por la original. Si bien mantiene el nivel de tensión y ofrece momentos memorables, su dependencia excesiva en los mismos recursos narrativos y de susto la convierte en una experiencia menos impactante que su predecesora.
En resumen, si eres fanático del terror y disfrutaste de la primera entrega, «Smile 2» te ofrecerá más de lo que te gustó, pero no esperes encontrar sorpresas o innovaciones. Finn ha creado una película entretenida y efectiva, pero falta la chispa de originalidad que hizo de «Smile» una revelación en el género.