Con una propuesta que mezcla la tradición clásica del thriller de espionaje con los dilemas morales del hombre moderno, El Amateur: Operación Venganza (The Amateur, 2025) nos presenta una historia de duelo, secretos y venganza protagonizada por Rami Malek. Dirigida por James Hawes y basada en la novela de Robert Littell, la película intenta mantener la tensión sin recurrir a excesos visuales o narrativos, aunque paga el precio de una estructura demasiado previsible.

Un ritmo contenido que apuesta al clasicismo

James Hawes opta por un enfoque clásico, casi austero, en la construcción de la tensión. Se aleja del frenesí de los thrillers contemporáneos para entregarnos una narrativa más contenida, sin persecuciones excesivas ni coreografías explosivas. El director construye la tensión más con silencios que con acción, una decisión valiente, aunque en ocasiones le resta dinamismo al relato. Hay momentos visualmente potentes, como la secuencia en Madrid, pero no logra mantener ese nivel de impacto durante todo el metraje.

Venganza sin giros, con moral explícita

El libreto firmado por Ken Nolan, Gary Spinelli y el propio Littell presenta una premisa potente: un analista informático de la CIA, Charlie Heller, decide hacer justicia por mano propia tras el asesinato de su esposa. El problema radica en el desarrollo. La historia avanza como una línea recta sin grandes sorpresas ni giros narrativos. La venganza como motor se presenta más como excusa que como reflexión profunda, y los dilemas morales se abordan mediante diálogos demasiado explicativos que restan sutileza al conjunto.

Rami Malek cumple con solvencia en el rol de Charlie, pero su interpretación carece del matiz emocional que la historia demanda. A pesar del peso dramático que implica perder a su pareja, el personaje se muestra más como una máquina de cálculo que como un hombre roto por el dolor. Entre los secundarios destacan Laurence Fishburne, con su habitual autoridad escénica, y Rachel Brosnahan, cuyo rol aunque breve, aporta calidez y humanidad. Sin embargo, la película no profundiza en los personajes más allá de sus funciones narrativas.

La fotografía de Martin Ruhe elige una paleta fría y nocturna, acorde al tono introspectivo y sombrío del filme. Las locaciones internacionales (Francia, España, Turquía, entre otras) aportan variedad visual, aunque sin ser explotadas a nivel narrativo o simbólico. El diseño de producción es funcional, con oficinas de la CIA, hoteles lujosos y callejones oscuros que construyen una atmósfera creíble pero poco memorable.

La música acompaña sin destacar. La banda sonora refuerza los momentos de tensión, pero sin generar identidad propia ni elevar emocionalmente las escenas. Funciona como recurso atmosférico, pero no se vuelve un elemento narrativo de peso.

Una propuesta correcta que no trasciende

El Amateur logra mantener la atención gracias a su premisa, pero no se arriesga lo suficiente como para dejar huella. El mensaje sobre la delgada línea entre la justicia y la venganza queda diluido en una ejecución que prioriza el manual del thriller sobre la introspección o la crítica. Es un filme correcto, bien producido, pero predecible en su desarrollo y limitado en su alcance emocional.

El Amateur: Operación Venganza propone un viaje de transformación que nunca termina de concretarse. Aunque tiene momentos de tensión bien construidos y un enfoque visual sobrio, se queda a medio camino entre el entretenimiento y la reflexión. Una película que agradará a los fanáticos del género, pero que no se desmarca del molde.