El asteroide 2024 YR4 fue descubierto el 27 de diciembre de 2023 por el programa ATLAS (Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides) desde Chile. Con un diámetro estimado entre 40 y 90 metros, este objeto espacial ha captado la atención de las agencias espaciales debido a su baja pero significativa probabilidad de impacto con la Tierra, calculada actualmente en un 2,2 %. La fecha potencial de colisión se ha fijado para el 22 de diciembre de 2032, según datos de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Dada su probabilidad de impacto superior al 1 % en los próximos 50 años, el asteroide 2024 YR4 ha activado los protocolos de dos grupos de reacción avalados por la ONU: la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG). Estos organismos, creados hace una década, se han reunido recientemente en Viena con la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Ultraterrestre (UNOOSA) para evaluar la situación y coordinar acciones.
Juan Luis Cano, coordinador del servicio de información de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, destacó que, aunque el riesgo es bajo, es necesario mantener una vigilancia activa debido al tamaño del asteroide y su trayectoria.
Desde su descubrimiento, la probabilidad de impacto ha variado entre el 1 % y el 2,2 %. Según la ESA, este tipo de fluctuaciones son comunes en las primeras etapas de observación, ya que los cálculos se refinan con nuevos datos. Josep Maria Trigo, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), explicó que las observaciones adicionales permitirán reducir la incertidumbre sobre la órbita del asteroide.
En 2028, el asteroide se acercará nuevamente a la Tierra, lo que proporcionará una oportunidad clave para ajustar los cálculos y determinar si el riesgo de impacto persiste o se descarta por completo.
Actualmente, el asteroide 2024 YR4 está siendo monitoreado desde observatorios terrestres, como el Instituto de Astrofísica de Canarias. Sin embargo, a partir de abril de 2024, su observación desde la Tierra será imposible debido a su alejamiento. El telescopio espacial James Webb tomará el relevo para continuar el seguimiento y calcular su diámetro exacto, un dato crucial para evaluar su potencial riesgo.
Richard Moissl, jefe de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, señaló que las observaciones preliminares sugieren que el asteroide tiene una composición rocosa.
Aunque el impacto es improbable, los expertos han identificado un «pasillo de riesgo» que incluye el océano Pacífico oriental, el norte de Sudamérica, el océano Atlántico, África, el Mar Arábigo y el sur de Asia. Si el asteroide impactara, los daños podrían ser comparables a los causados por el meteorito de Tunguska en 1908, que arrasó una extensión similar a la isla de Gran Canaria.
En caso de confirmarse un riesgo significativo, las opciones de mitigación incluirían la evacuación de la zona afectada si el asteroide tiene menos de 50 metros de diámetro. Para objetos más grandes, se estudiarían medidas adicionales, como el uso de tecnología de impactador cinético, similar a la misión DART de la NASA, que en 2022 demostró la viabilidad de desviar asteroides.