Desde el fin de semana es tendencia la bloguera Nath Campos, quien el pasado viernes subió a su canal de YouTube una acusación hacia su colega Ricardo Gonzalez “Rix”.
Nath relata en un video, de aproximadamente 47 minutos, que fue abusada por “Rix” hace ya algún tiempo, destaca que ella se encontraba con un grupo de amigos (también youtubers), y que, en su propio departamento, presuntamente aprovechó que ella estaba bajo la ingesta de alcohol, percatándose de lo ocurrido al tomar consciencia.
La violencia y el abuso hacia la mujer es una pandemia difícil de erradicar, pues constantemente se justifica al abusador, se normaliza con la frase “por andar de borracha te pasó”, o “por andar zorreando”, “¿para que lo metes a tu casa?”, etc. Las reacciones en las redes sociales, ya sea en el caso de Nath o en muchos otros de gente que no es figura pública, cuestionan el “¿por qué no denunció antes?” o “¿por qué hasta ahora se esperó para declarar?”. Olvidan que la víctima es presa del miedo, de la angustia, y se siente culpable por algo que no provocó. Lo antes mencionado no debería ser ni siquiera el tema de discusión; en este caso, la chica comenta que le contó a gente de su confianza, sin embargo, todos hicieron “ojo de hormiga”.
Al mismo tiempo, se hizo viral un video donde se ve a Vicente Fernández manosear el busto de una fan. La chica dice no haber sentido el tocamiento, pero al ver el video enfureció, pues menciona haberse sentido violentada. Y ahí vamos de nuevo, ejerciendo poder y aprovechándose de su fama, el “don” traspasa la línea y aprovecha para toquetear a la chica, hay algo que va costar mucho tiempo aprender: El cuerpo de la mujer solo debe ser tocado si esta quiere, puede ser mostrado de todas las formas y con cualquier atuendo que la hagan sentir cómoda, y no por ello el hombre debe sentir que tiene “derecho de propiedad” o de valerse de su fama, o posición social, para invadir el espacio personal. En lo que respecta a Vicente Fernández, se ganó el apodo #ElCochinote, que hasta pareciera ser cómico, cuando en realidad fue un comportamiento desagradable que no debe pasar desapercibido.