Monterrey, N.L. — Alejandro Fernández, “El Potrillo”, cautivó a los regiomontanos en una noche llena de nostalgia y emociones en la Plaza Monumental de Monterrey «Lorenzo Garza». El tour «De Rey a Rey», un homenaje al legado de su padre, Vicente Fernández, dejó huella en el público, que abarrotó el recinto para presenciar un espectáculo inolvidable.
La noche nostalgica comenzó en punto de las 21:40 horas, cuando una grabación de Vicente Fernández dio la bienvenida a su hijo, creando un momento emotivo que arrancó aplausos y gritos del público. Con un escenario modesto y acompañado por un juego de luces que acentuó cada interpretación, Alejandro se hizo dueño del escenario. Acompañado por aproximadamente 15 musicos de orquesta y mariachi , “El Potrillo” mostró una calidad vocal impresionante, interpretando con maestría algunos de los éxitos que hicieron grande a su padre y a la música ranchera.
Un homenaje cargado de emociones
El setlist incluyó joyas de la música vernácula como No me sé rajar, De un rancho a otro, Mujeres divinas y Los mandados, logrando que el público coreara cada canción en un tributo conjunto a la leyenda de Vicente Fernández. Alejandro, conmovido por el recibimiento del público, hizo pausas entre canciones para agradecer a los regiomontanos y recordar a su padre, quien sigue siendo una figura icónica en el género ranchero.
Cada interpretación de Alejandro Fernández fue un viaje al pasado, transportando a los presentes a momentos que han quedado inmortalizados en la cultura musical de México. La conexión entre el artista y su audiencia fue innegable; las emociones que despertó en los asistentes reflejan la trascendencia de su legado y el amor de los fanáticos hacia su familia.
Cierre explosivo y éxitos propios
A las 23:15 horas, Fernández se despidió del escenario, pero el público, incansable, permaneció en sus lugares, esperando escuchar más de su ídolo. Alejandro regresó al escenario para un cierre lleno de éxitos propios, interpretando temas como Si tú supieras, Caballero, No se me olvida, Mátalas y Me dediqué a perderte. Con estas canciones, el artista consiguió desatar una última ola de euforia que inundó la Plaza Monumental, cerrando el concierto justo a la medianoche.
La velada fue una clara muestra del compromiso de Alejandro Fernández con su público y del respeto por el legado que Vicente Fernández dejó en la música mexicana. Con su voz intacta y su entrega en cada canción, el «Potrillo» demostró por qué sigue siendo uno de los artistas más queridos de la música ranchera y popular en México.