Es muy lamentable que, en pleno siglo XXI, muchos legisladores, políticos y “líderes sociales” se sigan rigiendo por ideologías antiguas, algunas incluso basadas en la religión.
Primero intentaron prohibir el matrimonio igualitario, el que gracias al análisis y buen raciocinio de varios actores legales y el apoyo de defensores de los derechos humanos, ya es legal y libre.
Pero ahora, los grupos conservadores y “religiosos”, denominados “mochos” (que incluso apoyan a grupos de odio), se han sumado a la tarea de satanizar el aborto, criminalizándolo y queriendo dictar penas de cárcel en contra de las mujeres que lo lleguen a practicar.
“Los que están en contra del aborto lo hacen basándose en sus creencias religiosas e ideologías del pasado, de un tiempo que ya no es.”
Ellos, basándose en sus creencias y en su “fe”, alegan que el aborto “es malo”, que es un asesinato y que debe de ser castigado. Dicen que solo lo aceptan en casos de violación, solo así consienten el aborto.
En otras palabras, solo si se es víctima de violación se puede matar al feto, pues la víctima no tiene por qué cargar con un bebé no deseado. Pero, precisamente para eso es el aborto, para que la mujer cargue con un producto no deseado.
Derechos humanos
Incluso la misma ONU ha instado a las autoridades a garantizar el acceso a la interrupción legal del embarazo a mujeres y niñas, esto debido a un reciente caso en el cual se le realizó una cesárea a una niña de tan solo 11 años, víctima de violación en Argentina, a pesar que la niña y su madre ya habían expresado su deseo de abortar.
Además, la ONU les recordó la obligación que tiene todo gobierno de garantizar el derecho a la salud de las mujeres y niñas, incluida la salud sexual y reproductiva, a la luz de las normas internacionales de derechos humanos.
“La no prestación de determinados servicios de salud a mujeres y niñas en condiciones legales resulta discriminatoria, y las restricciones o prohibiciones absolutas en el acceso a la interrupción legal del embarazo pueden constituir tortura y malos tratos”, esto lo señaló Birgit Gerstenberg, representante de la Oficina para América del Sur del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Es momento de que seamos realmente realistas y objetivos. Los que están en contra del aborto lo hacen basándose en sus creencias religiosas e ideologías del pasado, de un tiempo que ya no es. La religión la debe de dejar en el templo y en la iglesia.
Se tiene que respetar a las personas, pero no se tiene porque respetar creencias o ideologías caducas y obsoletas, eso siempre ha sido un error, como ya se ha constatado en varias ocasiones, y mucho menos si esas creencias necesitan que alguien “se las crea” para que sean “ciertas”. Así no valen, no tienen ningún valor por sí mismas.
“Si tus creencias son un lastre para una sociedad que evoluciona, como todo organismo, entonces tus creencias ya no funcionan, están mal.”
La ciencia
El aborto es un procedimiento médico, por lo tanto, los que deben opinar al respecto deben ser médicos, biólogos o antropólogos, personas que han estudiado al ser humano como animal racional, como la maquina biológica que es; y, por supuesto, las mujeres deben tomar la palabra también.
No tiene validez la opinión de personas expertas en mitologías religiosas, con una moral sometida a creer que son vigilados por entidades divinas. Eso no es ético.
Nadie está a favor del aborto por gusto, es una opción que no debe estar penada por ninguna ley, debe ser una libertad sustentada en los derechos humanos de la mujer.
El embrión o el feto no son una persona, mucho menos un individuo. La biología no miente, pero los que quieren someter a otros con sus creencias sí lo hacen. Los derechos y libertades humanas no están sujetos a votación, se tienen que aplicar a todos por igual.
Si tus creencias son un lastre para una sociedad que evoluciona, como todo organismo, entonces tus creencias ya no funcionan, están mal. Tienes derecho al no causar mal a otros, y el aborto no daña a ninguna persona o individuo. No importa lo que creas, esa es la realidad.
Clandestinidad
Hace algunos años, allá por el año 2000, al realizar un reportaje especial entré a una clínica de abortos clandestina que estaba situada en la zona norte de Monterrey, la cual había sido denunciada por vecinos del lugar.
Era una clínica “normal” como las que hay en cualquier colonia. No se veía ningún quirófano o sala especial para cirugías. Mi compañera preguntó: «¿Y duele hacerse el aborto?”, a lo que la enfermera respondió: “¿Y a poco te dolió hacerlo?”.
De los métodos, mejor ni hablar. Afortunadamente, después de exponerlos, fue clausurada esa “clínica”.
Los abortos clandestinos son un riesgo para las mujeres, por eso es urgente y necesario legalizarlo. El hecho que los penalicen no detendrá a las mujeres que requieran hacerlo, no por gusto, sino por necesidad.
En la vida silvestre, las hembras abandonan a sus crías para que mueran de hambre, o las devoran, ¿algo así es lo que desean esos que quieren prohibir los abortos? Si es así, los criminales son ustedes.
Ahí se los dejo de tarea. Que todos tengan un desmitificante día.
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