El 20 de febrero de 1943 los habitantes de San Juan Parangaricutiro, vieron crecer, literalmente bajo sus pies un volcán

Hace más de 75 años, en la tranquila comunidad de San Juan Parangaricutiro, enclavada en la zona oeste de estado de Michoacán, a solo 230 kilómetros de Morelia, se suscitó un acontecimiento que pocas personas han tenido la oportunidad de vivir para contar, el nacimiento de un volcán.

Dionisio Pulido, un campesino de la región llegó una tarde asustado a la comisaría de policía local. En forma entrecortada y precipitada contó a los policías presentes como había escuchado ruidos extraños en la parcela en donde trabajaba día a día. Con profundo y reverencial temor relató cómo sonidos tenebrosos salían del fondo de la tierra. Las autoridades locales desestimaron sus comentarios pensando que tal vez eran producto de un abuso del alcohol o de algún tipo de broma.

Por una segunda ocasión Dionisio se presentó nuevamente para decir que él ya no estaría en ese lugar, porque la tierra estaba demasiado caliente y quemaba sus pies, además de no soportar un nauseabundo olor que el campesino describió como a “huevos podridos”.

Fue el 20 de febrero de 1943 cuando un estruendo anunció su nacimiento, era el grito de la Tierra que estaba pariendo un volcán. Lo nombraron Paricutín por su origen purépecha que lo carga del significado «lo que está al otro lado».

La historia de Dionisio Pulido, el hombre que sintió el crujir del suelo, ha creado la identidad del Paricutín, el volcán más joven del continente, señala el geofísico Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Al otro lado porque, a diferencia de los viejos volcanes apagados, su historia fue atestiguada por personas cuya vida cambió el día que vieron crecer la tierra 80 metros en una semana para derramar lava y arena.

Los pobladores de San Juan Parangaricutiro (actualmente Nuevo San Juan) afirman que sintieron un estruendo en la tierra, de la que comenzaron a emanar gases y humo. En ese momento era imposible saber que se trataba del surgimiento de un volcán.

San Juan Parangaricutiro desapareció quedando sepultadaba bajo la lava del naciente volcán, tras la erupción del Paricutín. Por increíble que parezca Sus habitantes sobrevivieron en su totalidad a este desastre natural, siendo de las pocas personas que han estado en el nacimiento de un volcán y han podido salir con vida para relatarlo.

Los asustados pobladores tuvieron que abandonar el área afectada realizando un éxodo rural, para así llegar a la ex-hacienda Los Conejos donde reconstruyeron el poblado y conformaron nuevamente el municipio que hoy en día es conocido como Nuevo San Juan Parangaricutiro.

El doctor en geofísica y física espacial de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES), unidad Morelia, Luis Antonio Domínguez Ramírez, afirma que existe una relación muy íntima entre los sismos y los volcanes, pues ambos se generan por movimientos debajo de la tierra. En el caso de los sismos se da en las placas tectónicas, mientras que en los volcanes lo que se mueve es el magma que al subir genera sismos.

Refiere dos formas de definir un volcán. Poética: «Un volcán es la respiración de la Tierra». Científica: «Un volcán es roca fundida que sube a la superficie de la Tierra».

«Los volcanes juegan un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de la atmósfera, ya que es por donde el centro de la Tierra respira de los gases y sustancias. De esta forma, el agua que la tierra toma de los océanos regresa a la superficie».

Domínguez Ramírez afirma que el Paricutín permitió ver por primera vez nacer un volcán y para entenderlo se relacionó con aspectos familiares. Refiere el fenómeno de humanización del volcán, que al nacer fue registrado con un acta de nacimiento que firmó el presidente municipal de San Juan en 1943 y que se encuentra en el archivo hist

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